sábado, 28 de agosto de 2010

Amanecer parte 2

A diferencia de ella, el alguna vez tuvo alguien por quien vivir, el lo protegió incluso con su propia vida, pero al final todo su esfuerzo fue en vano. Aquel a quien el había protegido tanto, ya no estaba, se había ido, había cruzado la línea, dejándolo solo, vagando por los mundos, para el, el infierno había sido un hogar, pero era aun peor el hecho de haber perdido a quien el tanto protegió.

-Estos días ya no tengo donde ir, a donde sea que vaya la gente me sigue odiando, cada etnia a su manera. Pero, aun así no debo interferir, todos ellos morirán algun día, lo quieran o no. Yo solía vivir para proteger a alguien...

Desde pequeño, el había vivido con su hermano, al principio ellos estaban solos, lejos de alguna civilización, perdidos a propósito en un claro junto a un lago. Pero eso no duró mucho, eventualmente la gente llegó hasta ellos, y los persiguió. Ellos eran dos almas inocentes, que nunca había hecho daño alguno, pero aún así la gente los odiaba... por el simple hecho de ser diferentes a ellos. Viviendo juntos aprendieron a esconderse entre la sociedad, a parecer como cualquier otra persona... y la gente dejó de buscarlos. Pero las sospechas volvieron, y defendiendo a su hermano el tuvo que revelar su identidad, los hombres no creían lo que veían, en poco tiempo, el fue considerado una amenaza, y eventualmente fue perseguido. Una tarde con un cielo teñido de un rojo intenso...
-(Lo recuerdo bien, estábamos regresando a casa, una muy amable chica nos había adoptado, no legalmente, pero nos permitía vivir con ella, eramos como familia, al fin habíamos conseguido calmar la situación, pero las sospechas nunca desaparecen.)
-Hermano, creo que me he olvidado algo, regresaré por el y te veo al rato en casa, vale?
-¿No quieres que te acompañe?
-No, no, gracias, estoy bien.
Se alejó corriendo y yo me fui a casa...
-¡Oye, Demon, despierta!
Me senté sobre la cama, la mitad de mi seguía durmiendo.
-¿Que quieres? Y ya te dije que no me digas Demon.
-Pero Demon es mucho más bonito que tu nombre, y mas corto. Ademas,¿que no eres un demonio?
-¿Y que si lo soy?
La habitación estaba en penumbras, solo un poco de luz llegaba desde afuera.
-Está muy oscuro,¿que hora es?
Extendí mis brazos para saber donde estaba ella, y no chocar si me levantaba...
-¿Te puedo hacer una pregunta?
-Si claro. ¿Que es?
-¿Porque?, ¿Porque no usas ropa interior? ¿Es que no tienes sentido de la decencia?
-Vamos, ya hemos pasado por esto muchas veces, yo duermo así. ¿Y que tiene de malo si estamos entre hermanos?
-Mio, lo pervertido nadie te lo puede quitar.
-¡Oye!...Ahora no es momento de pelear.
-¿Que pasa?
-No se donde está tu hermano, no está en la casa, y no lo veo por las ventanas, quiero que salgas y trates de encontrarlo, por favor.
Así hice, salí de casa y me adentré en la aldea, no vivimos en la gran ciudad, pero en una pequeña aldea al este. En la calle principal pude ver luces, y había un ruido muy fuerte. Decidí acercarme.
-¿Que es lo que pasa?
-Este no es lugar para civiles, así que date la vuelta y márchate, tu..., eres tu, lo siento, por favor ven.
Esto era extraño, nunca la policía me había pedido ir a una escena. Mi vista estaba completamente nublada, las luces de las patrullas y la ambulancias me tenían cegado, y la preocupación por mi hermano no me dejaba pensar. En el momento en que las luces se disiparon, y pude ver lo que sucedía, me quedé paralizado, no me podía mover, quería correr, olvidar lo que acababa de ver y recomenzar la búsqueda de mi hermano, pero eso ya no serviría de nada, porque no solo lo había encontrado ya, sino que el ya no podría volver a casa...nunca. Mi sangre corría mucho mas deprisa, sudor frío recorría mi cuerpo, me sentí atrapado e inmóvil por horas, aunque solo pasaron pocos segundos.
-Señor, vuelve en sí, dese prisa y venga. Dijo de repente uno de los médicos.
Volví en mí.
-... ... ... ... ...
-¿Qué está diciendo?
-Solo tu nombre.
Me acerqué a el, seguía en el suelo, sobre una camilla, era muy peligroso moverlo en ese estado, crucé las líneas de advertencia y me arrodillé frente a él, puse mis manos en sus mejillas, me acerqué a el.
-Háblame.
-Her..no, somos des..rto..es, yo...yo, q..ria ver a .... en v..rd..d que..ia.
Solo con decirlo hizo que me acordara... cuando un demonio deserta, como nosotros,que fuimos abandonados, y no volvimos, a diferencia de un demonio normal que al morir regresa al infierno, los desertores, desaparecen... dicen que nos convertimos en energía para el mundo, y que eso es lo que causa su destrucción.
No podía..., tomé un pedazo de cristal roto del suelo y lo apreté con una mano, cortándome en la palma, la sangre comenzó a brotar segundos después, le acaricié su mejilla derecha, manchándola, le recogí el cabello de la frente y con un beso en su frente, me despedí.
Me levanté del suelo, con la cabeza baja y caminé de regreso, cada persona que estaba ahí me dijo que lo lamentaba mucho, que era algo muy triste, pero no importaba que dijeran, ellos lo mataron, los humanos, lo mataron.
-Oye, Mi...
Lo Agarré del cuello y lo estrellé contra un costado de su coche, aún agarrándolo le pregunté...
-Dime, ¿quién lo mató?
-No lo sabemos, no tenemos siquiera una idea, así que suéltame!
Lo solté y me fui a casa.
-Oh vaya, estas de vuelta.
-No. No lo estoy, una parte de mí sigue allá fuera, yace muerta en el suelo...así como él. Comencé a llorar. Ella me tomó entre sus brazos puso mi cara entre sus pechos, siempre que me sentía mal me abrazaba fuerte, pero esto nunca lo había hecho.
-Toda mi vida, lo he protegido... pero...pero, aun así, el..el...el, ya, no está.
La sangre en mi mano se escurría por su espalda hasta sus pies, pero a ella parecía no importarle. En poco tiempo caí rendido, no podía aguantar mas y caí dormido sobre ella...